Por Efi Cubero
Ya sea premonición o intuición, las obras de Teo Asensio jamás dejan indiferente perpetuándose en una eterna vigencia, precisamente por lo que tienen de consecuencia y consciencia, con su forma de ver y sentir una realidad.
El espectador percibe el inquietante y perturbador poder de una amenaza ante la dureza de una parte de un mundo en guerra permanente y la convulsión de la propia naturaleza amenazada, un universo en conflicto mediante las acciones irresponsables que el propio ser humano perpetra a voluntad. La excelencia de esta obra nos permite observar esa eterna vibración, tanto material como espiritual, brutal y delicada, donde el verdadero artista (y Teo Asensio lo es indudablemente) continúa inmerso, aunque ya no se halle entre nosotros.
Teo Asensio nace en Barcelona en 1935, sus estudios iniciales, de dibujo y pintura, son en la Lonja de la misma ciudad y en la Escuela de Bellas Artes Sant Jordi de Barcelona. Tras formar parte de exposiciones colectivas, en 1956 celebra su primera individual de fuerte influencia cubista. Será en 1959 cuando en Suecia descubra su verdadera inclinación, la del arte abstracto, donde encuentra su verdadera realidad expresiva. Estas nuevas formas que le permiten exponer en varios países europeos y en la propia Suecia y que una vez que retorna a Barcelona le permitirán afianzarse como un referente en el universo artístico de una ciudad tan viva y cosmopolita donde se forjaban todas las vanguardias.
Su paleta no es colorista, pero sí posee esa cristalización de múltiples sugerencias donde dominan las gamas profundas y graves bajo un fuerte acento gestual y expresionista que llenan los espacios procesuales de reflexión y vida. La vida por desgracia desaparece, el autor se marcha, pero su obra gana en perennidad, como sucede en estos cuadros de alcance universal que son a la vez respuestas e interrogantes, conflicto liberador que cumple una función vital y, a la vez… Leer + REVISTART 213
Su paleta no es colorista, pero sí posee esa cristalización de múltiples sugerencias donde dominan las gamas profundas y graves bajo un fuerte acento gestual y expresionista que llenan los espacios procesuales de reflexión y vida.