
Por Carmela González-Alorda
No hay sueño que no desemboque en tus espejos. Inciertos, reveladores, excelsos, culminantes. Solo un rey enamorado de la misma belleza y de sí mismo podría haberte conciliado entre la obsesión terrenal por lo descomunal con el hallazgo del secreto de la perfección divina.
Era solo cuestión de tiempo que el séptimo arte acabase por encontrarte, que los directores quisieran recabar parte de esa esencia que te hace digno de un origen salomónico, de presente sanador, de armonía inalterable.


El palacio de Versalles guarda mil misterios entre sus muros, y muchos otros deambulando por sus bosques de castaños, tejos y carpes; escondidos en los rincones de los jardines de naranjos, limoneros, granados, olivos, palmeras y adelfas. Este brutal escenario ha sido aprovechado para conseguir un pase directo al espectador hacia los siglos de esplendor del universo de la monarquía absoluta francesa.
En 2015 se estrenaba una serie en Canal+ que entusiasmó a los fans de las novelas históricas y las conspiraciones julianas entre puertas ocultas, vestidos de seda, casacas aterciopeladas y pasos de chinelas indiscretas. ‘Versalles’ conseguía recrear toda la fantasía que supuso la construcción del palacio y sus jardines, aunque también contagiar de esta la veracidad de los hechos reales, que están tomados como guía, pero no como norma… Leer + Revistart 212