
Los paisajes urbanos de clima nublado y suave son la seña de identidad de la obra de Carlos Morago. Al presentar en sus cuadros espacios vacíos en este contexto meteorológico, puede elaborar iluminaciones delicadas, pero uniformes. Permite que observemos los elementos del escenario al completo para posteriormente introducirnos en él, como si se hubiese dejado una puerta abierta a otro lugar. La luz tenue permite además crear una sensación de melancolía casi sedante. Ver cualquiera de sus cuadros nos crea un sentimiento similar al que experimentamos al refugiarnos en nuestro hogar arropados por la manta durante un día de invierno. – Pablo Santirso
Del 30 de marzo al 15 de mayo de 2023
Sala Parés
Petritxol, 5
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