
Por Núria López Ribalta
El retrato y el autorretrato son dos géneros artísticos que se centran en la representación de la figura humana de forma muy real o idealizada. El retrato representa a una persona específica, mientras que el autorretrato es una obra en la que el artista se representa a sí mismo.
Se practica en pintura y escultura y, en los siglos XVIII y XIX, justo antes de la fotografía, en artes de la miniatura como la pintura sobre porcelana y el esmalte al fuego sobre metales, así como sobre marfil, vitela o pergamino, con diferentes intencionalidades y finalidades sociales.
Partiendo de este hábil glorioso pasado y centrados en la disciplina del esmalte al fuego sobre metales, se ha propuesto al alumnado de la ESDA ‘Llotja’, Escuela Superior de Diseño y Arte de Barcelona, un trabajo de retrato entre ellos o de autorretrato, con resultados muy interesantes e interpretaciones muy diversas. En concreto, el autorretrato es un ejercicio enriquecedor, puesto que supone una forma de auto-documentación y descubrimiento de uno mismo. Una representación que a nivel físico permite darse cuenta de que nos conocemos menos de lo que creemos y en cambio permite proyectar nuestras personalidades y emociones con facilidad, de forma abstracta o expresionista, realista o informal. Son trabajos de observación y representación en línea, color, mancha y técnicas clásicas o experimentales. Por tanto, las piezas aquí mostradas son un buen termómetro de la riqueza de esta especialidad poco conocida, tan rica en recursos, que nos dice mucho tanto del grupo de personas que lo elige, como de sus inquietudes y de las posibilidades de expresión que permite… Leer + Revistart 216