Entre la materia y el espíritu

Sortida marató, 1997. Arpillera, cola y acrílico, dripping, 81 x 81 cm
Por Bea Maeztu
Joaquim Pujol Grau no ha dejado de sorprendernos desde que en los años 50 del pasado siglo iniciara un viaje de aprendizaje y experimentación estética. Su empeño se extiende de manera universal por numerosas geografías, colecciones y museos, incluyendo destinos internacionales de acogida artística como Italia.
Las quimeras que persigue se transforman en bellas realidades de materia, pintura, escultura y una cognición libre que le guía en el proceso creativo, partiendo de él mismo. Pero también cobija el arte de otros, como un mecenas desinteresado que gusta de engrandecer el arte, propio y ajeno. Así sintetiza su estilo el crítico Joan Lluís Montané: “En sí misma es una obra muy vitalista, aunque existen muchas fases de su creación que son más místicas y espirituales. Pero no hay una dualidad acentuada, porque su obra es coherente consigo misma. Después, su creación tiende hacia un expresionismo mucho más marcado hasta llegar a la etapa actual, muy elaborada a nivel de concepto”.
La geometría le ayuda a canalizar la expresión interior, jugando con las posibilidades del espacio, de aquello que existe y aquello que la biología planifica para que desentrañemos los enigmas de las formas. Esta diversidad proviene de su ánimo por investigar y aventurarse en los misterios suyos y de toda la especie. Busca materiales anónimos como el porexpan, siente atracción por los embalajes, el cuerpo liviano, sacos, cajas de cartón, cuerdas y textiles que adquieren una corporeidad casi mística en sus manos. Pujol Grau reinventa el soporte y descubre iconografías informalistas que crecen en relieve, como si una placa tectónica las estuviera incitando -y excitando- a romper la superficie, a despertar del inerte letargo… Leer+ Revistart 206