
Por Fernando Alvira
Recorriendo las salas del Museo Goya-Colección IberCaja y del Patio de la Infanta me viene a la mente el recuerdo del año que murió Picasso, cuando estudiaba Bellas Artes en la Escuela Superior San Jorge de Barcelona.
Preparé un trabajo para la clase de Ampliación de las Artes Plásticas en España impartida por Rafael Santos Torroella que llevaba por título en su último capítulo ‘¿Quién no hablará de Picasso?’ La noticia de su muerte había llenado portadas de importantes rotativos, diarios, semanarios, publicaciones especializadas, periódicos deportivos, revistas de moda… y las palabras sobre el malagueño no han dejado de sonar ininterrumpidamente a lo largo de las décadas transcurridas, pese a lo que el efecto de la visita a ambos espacios expositivos zaragozanos consiguió casi dejarme sin ellas.
La presencia en Zaragoza de más de 130 obras del pintor debe de ser señalada como uno de los momentos más intensos de la actividad cultural aragonesa, el año en que se ha celebrado el 275 aniversario de Goya, con una abundante cantidad de actividades. Celebración que coincide además con el centenario de Francisco Pradilla, comisariada por Wifredo Rincón, y que cuenta en la Lonja con la más abundante y cuidada exposición que se haya producido con la obra del que es considerado por muchos como el mejor pintor aragonés, salvado el genio de Fuendetodos.
Respecto a la Suite Vollard, núcleo de la doble exposición, las palabras más abundantes hay que buscarlas en Julián Gállego, maestro de críticos, que afirma que “este centenar de grabados ha de contarse entre las creaciones más geniales del artista que sabe conciliar la euforia y la melancolía en una Grecia arcaica brotada de su imaginación”; pero las palabras de Picasso, como las de todos los artistas, hay que leerlas directamente en sus obras, en las estampas que componen la serie que ha podido verse completa por primera vez en Zaragoza… Leer + Revistart 208