Es difícil que la bella Lisboa necesite más motivos para visitarla. No hay ciudad más nostálgica, viva y sanadora. Sin embargo, aún es capaz de otorgarnos más secretos. Uno de ellos lo guarda el Palacio Nacional da Ajuda, aunque desde el 1 de junio del presente año se ha desvelado lo que nos obliga (como si necesitásemos excusas) a volver a la capital lusa y visitar el recién inaugurado Museu del Tesoro Real.
La historia del edificio comienza en 1795, cuando se decide construir un palacio para la familia real portuguesa, ya que el terremoto de 1755 destruyó el Palacio de Ribeira ubicado en la famosa Praça do Comercio. No obstante, la huida del monarca a Brasil escapando de las tropas de Napoleón Bonaparte y la falta de financiación a su regreso, provocó la reducción del proyecto inicial y un considerable atraso. Con la llegada de la República en 1910, el Palacio acabó por desalojarse, se catalogó su contenido y acabó por convertirse en museo de las colecciones de Bragança en 1968.
Ya en tiempos más recientes, en el 2016 se financia una obra estructural por parte del Ministerio de Cultura, la Dirección General de Patrimonio Cultural, la Asociación de Turismo de Lisboa y el Ayuntamiento, que creará finalmente la institución museística del Tesoro. Esta nueva intervención ha supuesto que, al aspecto neoclásico del Palacio, de cuatro plantas, se le sume una nueva fachada ejecutada con módulos prefabricados de hormigón blanco reforzado con fibra de vidrio… Leer + Revistart 213
Por Carmela González-Alorda