Agua-Piedra, 1986. Alabastro y metacrilato, 139 x 139 x +/- 21 cm. UPV/EHU-GV/EJRevistart 200
Solo dispongo de setecientas palabras para mi exégesis de la escultora María Jesús Cueto, pero me queda claro que ni en setenta veces siete mil puede resumirse una trayectoria tan fascinante y rigurosa como la de la reconocida artista santanderina. Una escultora multidisciplinar, dueña de un pensamiento profundo y claro con una creación muy personal basada en la reflexión y la idea, lo suficientemente demostrada ya desde sus inicios, cuando elabora la tesis para su doctorado eligiendo un material que a muy pocos seduce: el alabastro. ‘El alabastro como soporte material y medio de creación’, que consiguió el Premio Extraordinario en Humanidades, le sirvió de inspiración para algunas de sus más aclamadas exposiciones. El novedoso enfoque que ahonda en lo mediterráneo, y también en lo oriental, despliega sus formas y volúmenes frente a la pura captación de un espacio transversaltranslúcido, logrando el anhelo de fundir luz y materia, la luz como agente de algo etéreo y firme que indaga en el proceso o la memoria de lo que fuimos, y en la abstracción que libera, como una forma de eludir también lo de antemano prefijado… Por Efi Cubero