
Por Bea Maeztu
Adentrarse en el cosmos creativo de Jesús Yugo implica abandonar toda concepción academicista y todos aquellos prejuicios suscitados por el mundo del arte, para poder recrearse en una imaginación reinterpretativa sin parangón. Es este pintor una fuente expresiva en la que brotan pensamientos subjetivos sobre la realidad, trastocando los paisajes conocidos y los elementos cotidianos en nuevas imágenes enriquecidas por el color y trazo esencialista. Su estilo es difícil de encasillar, aunque desde joven ha sentido fascinación por aquellos maestros que con su sabiduría y su afán de experimentación revolucionaron el mundo de la pintura. Así, como un impresionista de la modernidad, se ha atrevido a mirar con otros ojos, tanto la naturaleza como los artificios humanos, tiñéndolos de un sutil surrealismo, aunque se encuentren reducidos a su más puro atributo.
Yugo amplía propone la síntesis de todas las cosas con la capacidad de añadir contenido narrativo desde una técnica sencilla y expresionista al mismo tiempo. Sus colores rabian por difundirse, aunque se contienen en unas líneas que no desentonan en un entorno de inspiración cubista. Es más, la geometría se halla presente, pero un espíritu magicista acaba tiñendo las escenas para dar paso a dimensiones que equilibran la experiencia pictórica y la prolija mente que verbaliza con pincel sus inquietudes… Leer + Revistart 212