Por Olivia Brunet
Lugares comunes cohabitan las obras del artista Enrique Higuera, espacios de encuentro entre lo clásico y lo contemporáneo que se enfatizan desde el volumen y el contraste de las texturas. En la fiel línea estilística de la que hace gala reconocemos un estilo protagonizado por el material y el tándem visual formado por la gama de grises, con sus blancos y negros, y un azul cobalto tan profundo que atrapa la mirada.
Los ricos efectos que se desprenden de sus piezas responden a una rítmica cadencia nutrida de la unión de técnicas diversas como gouache, acrílico o tinta gráfica, y materiales en los que las vuelca como telas de algodón, pana y lino, corcho o contrachapado de okumé. Estrategias que le permiten sondear la capacidad plástica de lo físico para expresar las ideas que cruzan por su mente, pero también para aportar sensaciones orgánicas al conferir dinamismo a los elementos abstractos. En obras como su serie de capiteles urbanos saboreamos el informalismo cuidado y matizado del creador, quien sabe conjugar conceptos como la soledad, el miedo, los sueños o el deseo con el rastro matérico, palpable, de relieves y formas asimétricas que se acoplan en contrapuntos de sombras y luces, de rugosidad y falsa planitud del color… Leer + Revistart 209