Núria L. Ribalta

Confinats (Colección ‘Maisons’), Barcelona 2020. Esmaltes al fuego s/cobre. Madera, acrílicos, pastel, pan de oro y plata Fotos: Sergi Oriola
La cultura y el arte han sufrido un duro golpe en este 2020, por una situación que nadie esperaba, ni nadie pudo o supo prever. Los artistas de distintos ámbitos aceptaron el primer y más duro confinamiento de diferente forma. Para algunos fue un momento de paz y recogimiento, logrando extraer lo mejor y dar rienda suelta a su imaginación. Para otros fue un bloqueo y una gran dificultad para crear. Tanto en literatura, danza, música o artes plásticas, se han dado todo tipo de casuísticas.
Núria L. Ribalta es un caso mixto, seguro que también frecuente. Los primeros meses no tuvo acceso a su taller de esmaltadora, aunque no cesó en su actividad docente, ya que mantuvo activos a sus estudiantes de la Escuela Superior de Artes Plásticas y Diseño, Llotja, de Barcelona, a través de un complejo teletrabajo, que en la parte práctica de un taller de esmaltación resultó cuanto menos dificilísimo, pero que le sirvió para encontrar recursos en las redes y forzar la imaginación tanto suya como la de sus alumnos. Éstos crearon proyectos para su reincorporación académica en un nuevo curso, con resultados más que aceptables, algunos brillantes.
La dedicación a la pedagogía, la soledad personal y creativa, el aislamiento forzado, le impidieron en esa primera fase crear proyectos que considerara interesantes. No obstante, el paso por esa etapa ha dado sus frutos posteriormente. Las piezas aquí presentadas y que forman parte de una interesante exposición en Francia (Morez du Jura) a partir de diciembre de 2020, llamada ‘Démo d’Émaux’, un bonito juego de palabras en lengua francesa (en su tercera edición internacional) son la respuesta a un viaje introspectivo y reflexivo que tuvo lugar durante los meses de aislamiento, sobre todo al final, cuando la falta de contacto humano directo empezaba a hacer mella…
Por Cristian Ventura