La pintura de López Abuin se desnuda ante la naturaleza. Sucumbe a la luz y a los colores, rellena los contornos con pasta de pintura, macerada en la imaginación y pertinente con una técnica que se desliza libre, pero veraz, por el lienzo. Los atardeceres intensos, las luminosidades del día y la poesía desprendida de las escenas se muestran en todo su esplendor, confirmándonos que la artista posee esa sensibilidad característica de quien saber contemplar el mundo. Como un objetivo que enfoca la luz y deja en la oscuridad aquello que no brilla, así trata su pincel el paisaje. Cielos cubiertos de nubes y un mar plateado de iridiscente provocación, refulgen desde el punto de fuga para devolvernos, ampliadas, cientos de sensaciones. – Joana Abril