
Por Bea Maeztu
El desgarro lírico del color y el emotivo canto de la materia que cruza la textura explosiva de la tela se reúnen en los cuadros de August Puig, en una firme pero natural e intrínseca defensa del informalismo abstracto. Su compromiso cultural y un gran carácter pictórico aterrizan en el homenaje que le rinde Alcoi con motivo de la exposición organizada en la Casa de la Cultura de la localidad alicantina, y en la que el artista Antoni Miró actúa como principal promotor del evento.
La trayectoria de August Puig, nacido en Barcelona (1929-1999) parece haber visto la luz de manera innata. A esta figura esencial para entender la pintura contemporánea española y catalana, el deseo de la síntesis abstracta le acompaña toda su vida, casi de forma inconsciente, mucho antes de que se afianzara en este camino, que tan difícil lo tuvo para abrirse paso en los años de la dictadura franquista. El artista catalán vivió en su propia familia los estragos de la represión y la censura, forjando un poderoso carácter ideológico que enunció siempre con contundencia en su pintura, buscando más allá de la expresión para formular su propia cosmovisión. Una cosmovisión coloreada de idealismo y de fe en todo lo vivo, una suerte de humanismo puigniano que encuentra en la tela, el color y el gesto el canal idóneo para comunicarse con el mundo.
Creció en los años de la posguerra, con una tremenda pasión por el conocimiento, la música y la literatura que alimentaría toda su vida y que asentó las bases de su gran sensibilidad. Clasificado, en una curiosa paradoja, como un artista inclasificable, no obstante, comenzaría a demostrar una sincera devoción por el camino del abstracto, erigiéndose como el primer artista español en crear una obra de tal signo. Su relación con los que serían los máximos exponentes de la renovación de la pintura en territorio nacional, en su sentido cronológico y contextual más actual, se diluyó, mas no desapareció, al tomar contacto con las corrientes de vanguardia que le aguardaban en París, ciudad a la que llegó con una beca que abriría al pintor, y a otros de su generación, las puertas de la modernidad pictórica. Iniciaría así una etapa de idas y venidas, influencias indelebles que marcarían su estilo para siempre: el surrealismo europeo, el cubismo, versión Duchamp, Kandinsky, Miró, Klee o Picasso, pero siempre la mejor adaptación del mismo August Puig… Leer + Revistart 216
Casa de Cultura
Avgda. País Valencià, 1 (Alcoi)
Del 31 mayo – 28 julio 202
https://www.youtube.com/watch?v=5DKGrq0AL4g