
Por Anita Brus
El pintor Cobra, Anton Rooskens (Holanda, 1906-1976), regresó decepcionado de su viaje por Egipto, Kenia, Uganda y Congo, porque en lugar de la magia esperada solo encontró allí atracciones turísticas. Además, señaló que había sido “caluroso y polvoriento” y “la civilización occidental allí ya ha avanzado bastante”.
Dice algo de la visión romántica de los pintores Cobra que viajaron a África después de la Segunda Guerra Mundial, donde pensaron encontrar lo ‘exótico’ y lo ‘primitivo’, y cuyas obras pueden verse hasta mediados de enero en la exposición ‘Cobra y el norte de África’ en el Museo Cobra (Amstelveen, Holanda). Que el tiempo tampoco se había detenido en África, y menos aún hoy porque África está en auge, lo muestra la exposición ‘Cosmogonía. Zinsou’ una colección de arte africano en el mismo museo. Se trata de la colección de la familia Zinsou de Benín que consta de mil obras de unos noventa artistas de varios países africanos, de las que hicieron una selección que, según el texto del anexo, “contribuye al reconocimiento universal del arte africano contemporáneo y ofrece la oportunidad de disfrutar de la espontaneidad, vivacidad, imaginación y creatividad de la obra expuesta”.
Sin embargo, la cosmogonía trata de sistemas que aportan poca espontaneidad en ellos mismos; del mismo modo muchas de las obras mostradas reflejan cautela más que espontaneidad. Ciertamente, este es el caso en el espacio donde, bajo el título ‘Alfabeto y códigos’, muestran obras de Frédéric Bruly Bouabré (Costa de Marfil, 1923-2014), Esther Mahlangu (Sudáfrica, 1935) y Kwesi Owusu-Ankomah (Ghana, 1956). La mayoría de sus obras se basan en formas tradicionales, como los pictogramas dibujados a bolígrafo y lápiz de colores de Bruly Bouabré, basados en las figuras geométricas de los Bété (un pueblo étnico marfileño), o los patrones geométricos de Esther Mahlangu, basados en los motivos con los que las mujeres sudafricanas (del grupo nebele) pintan el exterior de sus casas. Y a primera vista la pintura ‘Movimiento No. 20’ de Kwesi Owusu-Ankomah también parece tener un patrón algo geométrico, pero si miramos de cerca las formas negras pintadas sobre un fondo blanco no solo vemos signos chinos y símbolos ghaneses, sino también unas líneas de fractura de las que emergen cuerpos humanos… Leer + REVISTART 214