El 13 de mayo de 1986 abrió sus puertas la Sala Rusiñol en el municipio barcelonés de Sant Cugat del Vallés, y desde entonces ha acogido más cuatrocientas exposiciones y ha albergado la obra de artistas de primera fila.
Ignasi Cabanas inició este proyecto, que ha logrado convertir en uno de los centros neurálgicos del arte de la zona y una de las galerías referentes del arte figurativo y el nuevo realismo. A lo largo de estos años se han celebrado exposiciones individuales, homenajes, presentaciones de libros y catálogos, eventos culturales, actos conmemorativos, y se han puesto en marcha herramientas y recursos digitales a través de la página web y las redes sociales. En 2016, el Ayuntamiento del municipio le concedió la placa de reconocimiento por su compromiso e implicación con el mundo cultural de la ciudad.
La sala ha mantenido una apuesta firme por el realismo contemporáneo, principalmente pictórico, en unas décadas
dominadas por la emergencia de creatividades impacientes y experimentales que, no obstante, no han hecho mella
en la identidad de la galería, que ha dado su constante apoyo a artistas figurativos de renombre como Miquel
Cabanas, Josep Amat, Ceferí Olivé, Aguilar Moré, Lluís Roura, Casademont ‘Le Vieux’, Jesús Casaus, Cruañas y un
largo etcétera. La variedad de sus estilos y trayectorias se palpa en unas obras gracias a las cuales se sienten, técnica
y emocionalmente, géneros como el paisaje, el bodegón o el retrato, en los que se explora la forma, el color, la luz
y el volumen con aires de renovación, frescura estilística, profundidad simbólica y raíces con en el entorno local….
Por Daniel Buenaventura